Foto de Joni Spaan.
6 de junio de 2011. Un poco antes, unos meses como suele ser habitual, Planet Mu anunciaba en su año más trascendental desde el punto de vista editorial, el primer álbum de Anti-G, un muy joven representante de la escena «Bubbling» en Delft (procedente de Aruba), una ciudad del sur de Holanda. El disco era una mera recopilación de cortes que Kentje había formulado en su casa con tan solo 16 o 17 años, en 2009/2010, y se comercializó en un momento en que el Moombahton o el Footwork comenzaban a resonar fuera de sus núcleos originarios. Llevaba el nombre de «Kentje’sz Beatsz».
Aquellos hiper-sintes, excesivos, estresados, esas melodías tan estridentes parecían llegar de otro planeta, aunque los ritmos, las percusiones procesadas sobre las que esas notas se desarrollaban, tenían claro origen en el Caribe. Eran mayoritariamente riddims Dem Bow, bases de Reguetón perfiladas; el género, por aquel entonces y con orígenes en Jamaica, Panamá o Puerto Rico, todavía no había vencido parte de los estigmas y prejuicios que le habían cerrado la puerta de los círculos más selectos y vanguardistas.
La integración de los ritmos del tresillo y los rasgos distintivos del Reguetón han tenido una importancia determinante en este 2015, cuando la práctica se ha visto respaldada por el sector club de vanguardia, el que implica a sellos como PAN, Warp Records o proyectos como Future Brown o Arca. Esta inclinación o tendencia, cada vez más asimilada y menos demonizada por parte del sector electrónico más estricto, ayuda hoy en día a aportar un contexto que «Kentje’sz Beatsz» no poseía en el momento de su lanzamiento.
En 2011, con la revolución del Footwork en el punto de mira y el Moombahton de Dave Nada en pleno apogeo, el Bubbling House de Anti-G sonaba a partes iguales como una excentricidad editorial de Mike Paradinas y una forma de aliarse con la creciente popularidad de artistas como Munchi, también llegado de los Países Bajos (Rotterdam) y con origen dominicano, aunque desde el punto de vista único de Planet Mu.
A pesar de los paralelismos con el Moombahton, con un aspecto similar y con una fórmula en la que inciden los mismos elementos (Dancehall, ritmos latinos como el Reguetón, melodías electrónicas simples y escandalosas), en el Bubbling de Anti-G y otros contemporáneos de Kentje como Shaun-D, Master-D, Daycard o Deschuurman existe cierto paralelismo en cuanto a sensaciones frías y algo agresivas con el Grime británico, otro movimiento marginal construido a base de Fruity Loops.